Y si. Tenía que pasar de una vez por todas. Me "separé", y si bien nos "dimos un tiempo", me parece que no hay vuelta atrás. Y aquí la explicación de las comillas. Las primeras, debido a las segundas, o sea, no nos cortamos cara a cara, sino que nos dimos un tiempo, que, para mí, es cortar en forma educada, menos traumático, y una forma encubierta de decir que no va más.
No hace una semana de esto, y yo, hablando mal y pronto, no quiero volver. ¿Volver a qué? ¿A seguir con una relación, que no implique volver a su casa, ni siquiera para ir a visitarlo? ¿A seguir con alfajorgito de suegro? ¿A ver las mismas personas, con excepción de V y su familia, que los adoro y los voy a extrañar? ¿A empezar de cero, plantar de raíz los mismos planes, para que después ninguno haga nada, y la primera flor que salga se marchite en el momento?
No. No, no y no. Basta. Si nos remontamos al pasado, en total hace seis años y medio que estoy de novia. Porque, entre relación y relación, no hubo mas que un mes de luto; mientras yo tenía que asimilar el hecho de que la relación anterior había terminado, estaba en el comienzo de otra. No me di el debido tiempo que necesitaba para pensar en mí, en lo que realmente quería, y bueno, la ficha cayó tarde, pero cayó al fin.
Hoy con 27 pirulos encima, me doy cuenta que puedo hacer las cosas que me proponga, siempre y cuando conserve las ganas para hacerlas.
Me di cuenta que amo a otro, que está lejos, y que pienso todo el santo día en él. Y lo que es peor, no me animo a decírselo, porque no quiero perderlo como amigo, lo quiero muchisimo como para perderlo. Reza la letra de una canción: "They say one door closed is another door open, but this door is leading me straight to hell...". Sólo espero que no ocurra así.
Me di cuenta que estaba alargando demasiado mi partida, estirando una relación. Ojo, me apena muchísimo que así fuera, pero ¿para qué seguir juntos, cuando separados podríamos estar y sentirnos mucho mejor? El me dijo hace meses: "mi casa, mi familia y mis amigos están acá". Listo. Más claro, echale agua. Evidentemente, jugarse por mí no estaba dentro de su pilar.
Me doy cuenta que puedo recuperar esa parte de mí, esa parte perdida; porque me sentía descuidada, fea, demacrada, y podría seguir... Pero ahora, siento que puedo quererme, prestarme atención, cuidarme, y reír una y otra vez hablando y diciendo boludeces. Y creo que esa parte tiene un nombre: SEGURIDAD, y desde ya muchas formas y colores, y la única persona que puede hacer que esos colores se mantengan vivos soy yo, en mí está esa decisión, y aunque el reloj marque los 27, nunca es tarde para tomarla.