viernes, 27 de noviembre de 2009

¿Debería renunciarte?

Pues sí, creo que mis esperanzas se agotan. Creo que estoy dándole créditos a algo que no va a suceder. Así me lo has dado a entender, es lo que pienso. Tu actitud distante me lo dice, o hace que me lo imagine. No entiendo por qué las cosas nunca salen como una lo espera, no entiendo por qué vivo haciéndome ilusiones con alguien a quien estimo y demasiado. Estimo, amo, quiero, duelo, pienso.
No me aguanto, no aguanto esta concepción de mí, este presente que estoy viviendo. Soy obstinada, lo sé. No dejo que se me cruce nada en el camino, pero se me cruza igual, hasta parece que alguien me estuviera jugando una broma, se me riera en la cara o algo así.
Supongo que un poco de paz la encuentro en la música, pero no dejo de pensar en él. Es más fuerte que yo, tanto que contengo las lágrimas lo más que puedo. Pero sé que en algún momento voy a estallar, y no vas a estar ahí para acompañarme... por tu actitud distante, porque no significo ni un mínimo espacio en tu vida, y pensarte a diario se transformó en un problema, que se suma a los que ya me rodean hace un tiempo.
Debo replantearme algunas cosas, tengo que encontrar un equilibrio, lo antes posible.
Quiero dejar un pasado atrás, quiero dejar cosas, gente, situaciones, monotonía...
Y el futuro, lo añoro. Pero no creo que aparezcas en él, justamente, por tu actitud... distante.

domingo, 15 de noviembre de 2009

El reemplazo

En el medio de una gripe que contraje acá y a la que terminé de dar forma con el aire acondicionado del micro, había que prepararnos para el viernes. Sí, el viernes se hacía una comilona acá (no digo mi casa, porque hace rato que ya no la es), a modo de celebrar con antelación el cumple de un amigo de mi pareja y mi cuñado. Lo que antes me habían dicho que era un lechón, resultó ser cordero, creo que jamás lo había probado; me rehusaba a hacerlo.
Acondicionamos nuestra pseudo casa, y comenzaron los preparativos. Cayó Se con Ma (los barbecuers), y tipo nochesita cayó Je, pero antes había llegado Ve, la novia de Ma. Y bueno, yo el saludo no te lo voy a negar, pero no estaba en mi mejor momento para hacer sociales. De hecho, no soy muy social últimamente. Y por ahí veo que asoma una bandeja, una grande por cierto, con un postre. Lo vi a lo lejos, mientras estaba con una de mis sobris en la compu, porque quería pintar no sé qué cosa. Como dije antes, cayó Je después, cosa que me entró a preocupar. O sea, no a preocupar en el sentido de que pueda ser algo grave... digamos, ¿qué hace acá la persona que me sacó el puesto de trabajo? Porque no me vengan a decir que ella no hizo nada...
Sigamos. Je de sociales con Ve, hablando seguramente de trivialidades varias (y yo que no tenía a ninguna de mis amigas cerca, ni Lu fue, porque su marido sí). Y como si fuera poco, A, V y V, los descendientes de Je. El demonio de Tasmania es como Heidi al lado de ellos. A ver: todo bien con los pibes, a mis sobrinas las adoro (más a Al que a Ab, porque la segunda casi ni me registra), los nenes de Ga, también son divinos; Sha es una dulce, a pesar de los padres que tiene, y podría seguir nombrando a unos cuantos...
Pero estos, no. No sé que me pasa; si hay una razón por la que cada día me separo de la idea de ser madre, son ellos. Son insoportables, caprichosos, lloran hasta por los codos, se flagelan entre sí, y la madre a veces ni se calienta. Y podría seguir diciendo todo lo que me molesta de ellos, podrán decir que son chicos (sí, son chicos, pero hay "chicos", y "chicos", y no todos son iguales), pero acá el tema es la madre. Hasta el día de hoy seguirá sosteniendo que no quería tomar el puesto para que no me enojara con ella. Patrañas. La cosa que como trabaja acá, se cree que esto es una guardería. Alfajorgito está de acuerdo con esto.
Y cuando llegó el gran pastel de cumpleaños, Ma lo enseñó con un orgullo ("mi novia lo hizo", se habrá dicho para sus adentros), y como pudo lo metió en el freezer.
Y me acordé cuando hacía las chocotortas, los bizcochuelos de cajita, los brownies (al segundo intento se me quemaron, y oficialmente deje de hacerlos)... Cuando hacía todo eso, era una genia, divina, capa total. Ahora que no hago nada, que perdí el sentido de "festejar", de celebrar cada día con algún dulce, nadie me mira. O más bien, me miran, pero de reojo y con rabia oculta, porque me revelé.
Alfajorgito me quiere dar un boleo en el orto (una patada en el culo, para los que no sepan). Sí, textuales palabras del desubicado de mi futuro no-suegro. Todo porque cuando le respondí el saludo, no me escuchó y quedó como que no lo quise saludar. Pedazo de pelotudo, apenas podía hablar con la garganta a la miseria.
Por un lado, me reemplazaron adelante, y por otro, me reemplazaron atrás. Adelante, en el local. Atrás, cuando llegó ese postre intimidante, que hacía que mis chocotortas se vieran como un poroto al lado de eso.
Y sí, lo probé. Empalagoso, con dulce de leche, mani acaramelado, y helado, y no sé que más. Anoche lo liquidamos con Ma. Mi Ma. No recuerdo a qué vino esto, pero él me dice: "...y fijate que tiene helado, y lo hizo ella". Y lo hizo ella. ¡Ella lo hizo!!
Ahora hay otra mujer, otra mujer para que Alfajorgito primero adore, y después odie.
Sólo espero que sea más inteligente que yo (ojo, que seré inocente, pero el marote todavía me carbura), en el sentido de la independencia. Que no cometa el mismo error que yo cometí, si lo de ellos es a largo plazo.
Lo mío no tiene arreglo. Es vivir el hoy lo mejor que pueda.
Con el dolor del alma, poco a poco me despido de este año. No quiero pensar que el año próximo pueda ser mejor... que sea, nomás.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Encrucijada

Vengo días pensando en esto, y supongo que le debe pasar a casi todas las mujeres, o alguna vez les habrá pasado. Y definitivamente pienso que está escrito en lo que tod@s llamamos "destino". Tengo este cierto imán para atraer a los que no me gustan (pongamos de ejemplo, al "sindientes", bueno, tiene algunos todavía), pero no funciona con aquél que me parte la cabeza. Sí, "aquél", no "aquéllos". Porque los "aquéllos" son personas eventuales que una, caminando con una amiga, se cruza por la calle o ve en la farmacia, y se le transforma la carita al decir "¡qué fuerte que estás!" (si vieran el farmacéutico de la Bellei de calle Estomba... y eso que no me gustan los tipos "onda banana beach", bronceados y todo eso, pero éste, hay que reconocerlo, está re fuerte, y además reboza de simpatía. Le voy a proponer a mi amiga que le hagamos un club de fans en el Face.
Hay un "aquél" en mi vida... y no es mi novio, ni el farmacéutico. Es triste de verlo, pero la realidad es así. Esa persona, vaya a saber uno por qué motivos, es a la que pienso a diario, pero de todas formas, y gracias a la experiencia de haber pasado por lo mismo, puedo manejarlo. Es decir, el "puedo" es una coraza, no significa que realmente pueda, pero al menos si lo pienso así, estoy más tranquila, y ya que estamos, más triste, por no poder abrazarlo, mirarlo a la cara, besarlo y decirle todo lo que siento.
Me dije "no me va a volver a pasar", pero creo que estamos destinadas a vivir un ciclo, en el que las experiencias o ciertos hechos se repiten, no con la misma persona, pero si la situación.
La última vez fuimos a contramano. Llegué a pensar que era todo mentira, y también me fui para el otro extremo y pensé "por ahí, es el destino que no quiere que nos crucemos". Sólo dio para una vez, y no pasó nada raro (no soy de esas).
Pero no soy vidente. No sé que puede haber dentro de su cabeza. No sé, no sé, no sé... y el no saber me tiene loca.
Espero, algún día, volver a verlo...