Es todo un tema la paciencia, hay que saber tenerla, en cada momento cuesta más, a veces parece que te lo hicieran a propósito, no sé la verdad...
Cada día me lo planteo... ¿seré yo el bicho raro que se molesta con todo, o será el mundo que me impacienta? Mientras trato de encontrar una respuesta, más me enfado. A veces me hallo en una disyuntiva, entre saber separar los motivos importantes y aquéllos que sólo aparecen como pequeñas estupideces.
Quizá la vida te pone a prueba para ver cuánto aguantás, y ahí es cuando viene el descontrol, y uno se cierra en sus propias verdades, podrá ser como un acto reflejo de estar a la defensiva, y te peleás con todo el mundo, o más bien con aquél o aquéllos que forman parte de tu mundo.
Y de cada cosa trato de aprender, pero a veces es inútil, sigo siendo la mal llevada de siempre. Es como si de pronto acumularas mierda y más mierda, y de pronto tenés ganas de vomitarla, porque te das cuenta que no podés más, que la paciencia está a punto de llegar al nivel rojo, y que en cualquier momento podes explotar...
Aún me sigo preguntando, ¿soy yo la causa de estar así?
A lo mejor, todavía estoy creciendo, lo cual suena demasiado loco, pienso que ya pasó todo, o sólo una parte, porque la vida me debe tener preparado algo más.
Desde ya, no comparo mis problemas de adaptación con los que nos rodean actualmente, algunos aparecidos de golpe, o los que se derivan de otros.
Pero mientras tanto, yo sigo mostrando esta careta, fingiendo que todo me importa un bledo, que nada me toca, me invento un escudo para filtrar las boludeces de los demás, pero yo sé que en el fondo me alcanzan, en pequeñas o grandes dósis. Todos tienen un punto débil, un límite, un momento en el que dicen "basta", nadie es impermeable...después de todo.
Así que, Señora Paciencia, téngame... paciencia.
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